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Voluntariado Corporativo, una tarea de todos

Pienso que para ser voluntario hay que encontrar ese momento,  cuando ves a alguien con discapacidad y piensas en lo afortunado que eres y te  planteas por qué no regalar algo de  tu tiempo para ayudar a los más desfavorecidos. Y es que resulta toda una experiencia participar como voluntaria.

La última actividad fue inolvidable. Era un día lluvioso y no apetecía mucho visitar el Oceanográfico en Valencia, pero allí estábamos un grupo de la compañía acompañando a los discapacitados de la Residencia Casa Nostra a ver el parque. Muchos de ellos ya son mayores, pero su mentalidad de niños hace que sientas por ellos un cariño especial.

Aún hay gente que les mira con respeto. Afortunadamente, cada vez son más las personas que esbozan una sonrisa al verlos porque inspiran ternura en su mundo inocente, difícil de trasladar en un texto. Para ellos, esta jornada es un día de fiesta, de emociones, de conocer nuevas caras, de contar historias de su vida y de que alguien esté ahí para escucharlas por primera vez.

Apenas salen de su residencia y este pequeño regalo es mucho para ellos. Nos piden fotos para «ponerlas con una chincheta» en sus habitaciones, cuentan sus pillerías, sus dramas familiares, hablan de sus compañeros… y todo con una sinceridad aplastante.

Por ésta y otras muchas razones que vosotros mismos encontraréis, os animo a seguir adelante con las tareas de voluntariado. Iberdrola nos ofrece a los empleados muchas formas de colaboración con los grupos más desfavorecidos, como los Días de Voluntariado, los Días solidarios de las empresas y un sinfín de actividades más.

Son  muchas las carencias de estos chicos y nos piden muy poco, pero hasta que no lo experimentéis, no sabréis realmente lo que estas personas son capaces de dar a cambio.

Fuente: Patricia Corrons, Iberdrola

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