Recoger una cosecha de apio que iba a ser desperdiciada, enseñar a usar el móvil a personas mayores, construir mesas de cultivo junto con personas con discapacidad, reflexionar con estudiantes sobre la importancia del ahorro, hacer y colocar cajas nido de murciélagos, realizar simulacros de entrevistas de empleo con personas migrantes, reforestar con árboles de especies autóctonas, fomentar las vocaciones científicas entre las niñas, recoger residuos de un entorno natural, cocinar con personas de una residencia como receta contra la soledad, ayudar a veterinarios de un centro de recuperación de tortugas marinas… La lista es larga, y es que ocho años organizando actividades de voluntariado corporativo dan para mucho.
Clara Mendoza, licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, con un Máster en Estrategia y Creatividad Publicitaria, y con ocho años de experiencia en aquel momento en el campo de la publicidad y el marketing, se había dado cuenta hacía tiempo de que aquello no era exactamente lo que quería a nivel laboral, y por eso se había formado en Responsabilidad Social Corporativa (RSC). En 2016 tuvo la oportunidad de empezar en un puesto de RSC.
Fue entonces, recién llegada a un puesto de nueva creación, cuando su responsable le dijo: “hay que hacer un piloto de voluntariado corporativo”.
Los comienzos de un Programa de Voluntariado
En aquel momento, desde el área de Comunicación de una gran empresa de seguros, tenía la oportunidad de crear, desde cero, un programa de voluntariado corporativo, solo que no tenía ningún libro, manual ni instrucciones de cómo tenía que hacerlo.
Tampoco existía Chat GPT para preguntarle qué pasos tenía que dar. Así que se puso manos a la obra como se suelen hacer las cosas cuando no se tiene experiencia ni alguien de referencia a quien preguntar: buscando información y aprendiendo a base de prueba y error.
Ese primer año, desde la empresa en la que trabajaba, organizó ocho actividades para el programa piloto de voluntariado corporativo, en tres ciudades diferentes, que abarcaban desde tareas de apoyo a un refugio de gatos abandonados a eliminación de vegetación invasora no autóctona, pasando por tareas de bricolaje en un centro de acogida de menores o recogida de alimentos para personas en situación de vulnerabilidad.
En aquel momento, hace ocho años, ya había ONG que ofrecían a los empleados de las empresas realizar tareas de forma voluntaria para contribuir a su fin o causa. Desde entonces y hasta ahora, el número de entidades y las propuestas de colaboración han aumentado notablemente, ofreciendo un abanico inmenso y apto para todos los gustos y necesidades.
La consolidación del programa de voluntariado
En todo este tiempo, desde su puesto, Clara ha proporcionado a sus compañeros de trabajo más de un centenar y medio de actividades de voluntariado, que han sumado más de 3.700 participaciones. A lo largo de estos años ha habido muchos cambios en el programa de voluntariado que ella lidera: desde el número de participantes al tipo de actividades realizadas, pasando por el perfil de entidades con las que colabora. No obstante, los cambios más importantes han tenido lugar vinculados a tres hitos:
- La creación de una Política de Voluntariado Corporativo, que plasma por escrito todos los puntos clave del programa (estrategia, objetivos, ámbito de actuación, derechos y deberes de los voluntarios, etc.).
- La estipulación de KPI y parámetros de medición del programa, para poder evaluar el grado de cumplimiento, así como el impacto generado. Hoy en día, la cultura del dato y la gestión del mismo son fundamentales para tomar decisiones con fundamento basadas, precisamente, en datos.
- El compromiso real y la participación activa de las personas con cargos de responsabilidad en la empresa que, participando en las actividades de voluntariado corporativo, muestran con su ejemplo el apoyo a las mismas y fomentan así la participación de los empleados que conforman sus equipos. Tanto es así que, el año que más managers participaron en actividades de voluntariado, la participación entre los empleados ascendió al doble respecto al año anterior.
Con todos esos datos que recoge del programa de voluntariado corporativo (número de participantes, número de beneficiarios, importes aportados, índices de satisfacción y recomendación, entre otros), Clara es consciente de que el voluntariado corporativo es una de las herramientas más potentes de las que disponen las empresas para ser agentes de cambio y tener un impacto positivo en el entorno social y medioambiental en el que actúan.
Además, el voluntariado corporativo también aporta beneficios al propio empleado voluntario (en términos de desarrollo de habilidades blandas o networking, entre otras), así como a la empresa (por mencionar solo algunos: branding, aumento del sentimiento de pertenencia u orgullo de compañía).
De hecho, Clara habla de las “4E” como beneficiarios del voluntariado corporativo: entorno, entidades, empresa y empleados.
Recopilar y compartir la experiencia en un libro
Esta es una de las reflexiones que comparte en su libro “Cómo crear un programa de voluntariado corporativo desde cero”, recientemente autopublicado. En dicha obra, reúne todo lo que ha aprendido en estos ocho años, creando el manual que le hubiera venido bien tener en sus manos allá por 2016, cuando le encargaron crear un programa de voluntariado corporativo y no sabía cómo hacerlo.
El libro tiene, primero, una parte teórica y de contextualización, y luego otra parte práctica con todo lujo de detalles, que explica paso a paso desde lo más genérico hasta lo más concreto.
Una lectura de lo más recomendable para cualquier persona que gestione el voluntariado corporativo en una compañía, sea del tamaño que sea; también resulta útil para las personas que trabajan en fundaciones, entidades u ONG que ofrecen voluntariado corporativo a las empresas, para ver el punto de vista de las mismas.
Voluntare: su gran aliado
En todos estos años, Clara nos desvela que Voluntare ha tenido un papel crucial de mentorización y apoyo a su trabajo. Clara ha tenido, además, un papel activo en la red desde hace años: el programa de voluntariado que gestiona obtuvo la certificación Excellence Plus de Voluntare, participando en el Congreso de Voluntariado de Voluntare y coprotagonizando la Voluntare Talk el Día Mundial del Medioambiente 2024.
Cuando empecé a organizar actividades de voluntariado, enviaba a mi familia fotos participando en las mismas: plantando árboles, construyendo bancales de cultivo, ordenando cajas de leche.... Un día, mi padre, con un poco de guasa, me preguntó: “Clara, ¿y tú cuándo trabajas?”; a lo que le respondí “papá, ¡este es mi trabajo!”.
Clara Mendoza
Y, ahora, además de su trabajo, es lo que le ha permitido escribir este libro lleno de aprendizajes que comparte con la red y del que recomendamos enormemente su lectura. ¡Gracias Clara!