Y esto es así porque, de lo contrario, todas las acciones esporádicas que implican innumerables esfuerzos de todo tipo, no logran impacto alguno generando muchas veces frustración tanto en los colaboradores como en los líderes.
Ahora bien, ¿Cómo podemos saber si lo que se plantea como Voluntariado Corporativo cumple con las expectativas internas de nuestros colaboradores? ¿Cómo saber si aquello que realizamos se alinea metodológicamente con un verdadero programa de Voluntariado Corporativo y no es simplemente una tarea solidaria esporádica? Y fundamentalmente: ¿Cómo medimos el impacto de las acciones que realizan nuestros colaboradores en ese encuadre?
Podemos tomar estas preguntas como punto de partida para sentar bases a la hora de comenzar la movilización de los colaboradores en el marco de un programa de voluntariado y pensar posibles respuestas tales como:
- Analizando el encuadre de la empresa a la hora de instalar el programa. Un programa de Voluntariado Corporativo se debe posicionar como cualquier otra área de la empresa entendiendo que se le van a asignar recursos, que se debe medir su desempeño. Por lo tanto, es indispensable antes de comenzar este proceso pensar cuidadosamente si se esta preparado internamente para asumir esa responsabilidad, si el clima interno es propicio y que alcance externo se le va a dar en tanto impacto hacia la comunidad.
- Planificando el programa de Voluntariado Corporativo alineado con el core business de la empresa; definiendo a priori que impacto comunitario y que impacto en el clima organizacional de nuestra compañía queremos tener. Muchas empresas planifican sus actividades de voluntariado pensando más en las aspiraciones solidarias de los colaboradores en sus individualidades y no como un todo alineado a la misión de la empresa. A la larga, esto produce mucho desgaste y la medición del impacto comunitario es difícil de realizar.
- Definiendo en esa planificación cuál va a ser la estructura de contención de nuestros colaboradores en su actividad de Voluntariado Corporativo diseñando cuidadosamente las actividades, realizando un cronograma que incluya su capacitación, su reconocimiento y también su evaluación de desempeño como voluntario. El programa de voluntariado bien capitalizado es una oportunidad para observar cualidades de los colaboradores, generar interacciones entre áreas, promover la participación en equipo de aquellos que trabajan de manera mas solitaria por las características de su puesto de trabajo y si todo ello es bien observado puede permitir la reducción de rotación de personal y las movilizaciones internas para cubrir puestos.
- Comprometiendo a los líderes de la organización en la definición de la necesidad de instalar un programa de voluntariado corporativo integral para los colaboradores, y que esa inversión tiene un retorno para la compañía a corto, mediano y largo plazo.
- Generando un mapa de articulación con otras organizaciones que sean capaces de acompañar al programa de Voluntariado Corporativo de la compañía, siendo ellas mismas sustentables.
Sobre las bases de una buena planificación queda pendiente la medición del impacto interno y externo de las acciones de Voluntariado Corporativo. La medición de un programa comienza desde que lo empezamos a pensar, no al final, no años mas tarde.
Cuando la empresa comienza a imaginar que dimensión le quiere dar al programa debe comenzar a expresar los indicadores con los que va a saber si pudo satisfacer las expectativas de todos los actores comprometidos. Actores, que a priori podríamos decir que son: los colaboradores, los líderes, las organizaciones que serán socias en el proceso recibiendo a los colaboradores pero también capacitándolos informalmente.
En los reportes sociales vemos mensurados los programas de Voluntariado Corporativo en términos de cantidad de colaboradores que participaron, cantidad de destinatarios de las organizaciones que recibieron el servicio, y cantidad de horas donadas por la empresa.
Para la visualización del público en general estos resultados podrían resultar más que suficientes. Pero en el impacto interno de la compañía sería más interesante conocer qué mejoras produjo en el clima organizacional, qué fortalezas dejo en los colaboradores, cuál fue el desempeño social frente a la comunidad, entre otras.
Estas dimensiones son las que colaboran con la sustentabilidad del programa de Voluntariado Corporativo. Son las que alimentan las ganas de los colaboradores a la hora de participar y sentirse orgullosos de pertenecer.
Fuente: Paola Teper. Verant, Consultoría Estratégica de Responsabilidad Social Empresaria