El Voluntariado Corporativo, un aporte real, creíble y sostenible.

Por todos es sabido que nos encontramos en una nueva realidad socioeconómica distinta, que evoluciona a una velocidad impensable hace unos años y que no sabemos muy bien cuál será la situación dentro de otros cuantos años. La concepción de la necesidad de seguir por la vía de valorar la RSE como un valor estratégico de las empresas no solo se ha consolidado sino que, en muchos aspectos, ha aumentado notablemente, especialmente si hablamos del Voluntariado Corporativo (VC).

El VC puede ser una fórmula que facilite al máximo el entendimiento mutuo, mejore la profesionalización de las ONG y además, permita empezar a generar y visualizar, en el interior de las empresas, otros efectos muy interesantes, como por ejemplo:

• Hacer partícipes a los empleados de la dimensión social que tiene o pretende tener la empresa, haciéndola creíble ante los propios empleados.

• Permitir que la empresa se transforme de alguna forma, al transformar a sus propios empleados, a través de sus experiencias de VC (a nadie le va a dejar indiferentes). Las empresas buscan fórmulas para que sus empleados se comprometan, innoven y transformen sus propias compañías; el VC puede ser el revulsivo que impulse definitivamente este ciclo virtuoso. Si logramos entre todos que las personas que participan en programas de VC se pongan a pensar «¿qué puede hacer mi empresa, desde lo que es y sabe hacer, por esta realidad?»; si se consiguen crear espacios a través de los cuales los empleados conviertan sus ideas en iniciativas concretas para la empresa, se puede ir generando una revolución interna que permita llegar a desarrollar ideas sorbe negocios inclusivos, es decir, acción social de mayor dimensión con impactos sociales transformadores. Cuanto mayor nivel de implicación en la empresa tengan los empleados que participan en acciones de VC, más poder de transformación y dinamización se estará gestando en el interior de las mismas.

Quizá decirlo sea fácil y llevarlo a cabo, no lo sea tanto, aunque teniendo una serie de conceptos claros y siendo capaces de trasladarlos a las empresas con las que las ONG colaboran en sus programas de voluntariado, el camino se allana bastante.

Pero no debemos olvidar una cosa importante: esto es voluntario y además, tratamos con personas que quizá nunca se habían planteado dar ese paso, pero gracias al apoyo de su empresa y el poder participar con sus compañeros, deciden dar el paso. Cuidar una serie de detalles puede facilitar mucho esta labor:

Es importante que de entrada los potenciales voluntarios y voluntarias corporativos vean que son perfectamente capaces de llevar a cabo la actividad, que además la van a hacer en equipo, que van a poder turnarse (en caso de que les surja un viaje de trabajo o una reunión, la actividad no se cae), que se les va a formar, que van a contar con el apoyo continuo de empresa y ONG… es decir, ponérselo fácil.

Ayuda también plantear de forma paralela actividades más puntuales y menos complejas o «transcendentales», para acercar de ese modo a más personas que, de entrada, no lo tienen tan claro (una vez que se acerquen ya se plantearan otras actividades de mayor calado) y por último, se debe cuidar la comunicación, el reporte de la actividad y el aportar información del impacto que sus actividades están teniendo, además de buscar fórmulas de reconocimiento de su labor. Se debe conseguir consolidar la relación entre ONG y empresa, pero la clave es consolidarla con las personas voluntarias de esa empresa.

Terminar simplemente animando a todas las partes a que avance en esta línea y lograr programas de VC estratégicos, que aporten valor real, que sean creíbles y sostenibles.

La mentorización, una opción de voluntariado para las PYME

El VC se puede desarrollar a todos los niveles. «En los casos en los que el voluntariado se basa en habilidades profesionales, los voluntarios destacan principalmente la satisfacción de ofrecer sus conocimientos profesionales a personas que los necesitan». 

En la Guía introductoria para mentores, elaborada por la ONG española Socialnest, la mentorización se define como «un proceso mediante el cual una persona – un voluntario – con experiencia ayuda a otra persona a lograr sus metas y cultivar sus habilidades a través de una serie de conversaciones de tipo personal, confidencial y limitadas en cuanto al tiempo y otras actividades de aprendizaje». Añadiendo que los mentores también obtienen beneficios de la relación de mentorización, al contar con la oportunidad de compartir sus experiencias, evolucionar en su forma de pensar, desarrollar una nueva relación y profundizar aun más en sus habilidades.

Esta acepción se centra en la importancia del aporte a través de la experiencia personal, del individuo. Ser mentor implica motivación, dedicación, capacidad de análisis – con objetividad – y, ante todo, voluntariedad. La mentorización es una opción de voluntariado personalizada, fundamentada en unas habilidades básicas – saber escuchar, generar confianza, ser buen consejero, dar ánimo, saber comunicar (escuchar, preguntar, responder, resumir y aseverar)-, que en la mayoría de los casos, desarrollamos a través de la experiencia acumulada en la trayectoria profesional. Y que podemos compartir con personas emprendedoras que buscan las herramientas necesarias para transformar sus ideas en empresas que sean viables y de alto impacto social.

¿Qué es el voluntariado Corporativo? – Material didáctico

 www.socialnest.org

Fuente: Marta Fernández. RSCnRD. Evolución de la Responsabiidad Social en la República Dominicana

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