Voluntariado posCOVID: la crisis como oportunidad

El II Encuentro de Líderes de Voluntariado Corporativo que se celebró el pasado 18 de junio fue un inspirador foro para conocer cómo algunas empresas están adaptando con éxito sus programas de voluntariado durante la crisis del coronavirus. La iniciativa, impulsada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Empresas que Inspiran e Ikigai Laboratorio Social, reunió a casi un centenar de participantes latinoamericanos ávidos de referentes en un territorio donde la pandemia sigue creciendo.

Nuestro director y fundador, Juan Ángel Poyatos, dos de nuestros socios directores: Fundación Repsol y CaixaBank, representados por Marta Gil y Lola Zamarra, respectivamente, y la Asociación Internacional de Voluntariado IAVE compartieron sus experiencias durante las dos horas que duró el encuentro online.

Impulsar alianzas

La crisis sanitaria y sus consecuencias socioeconómicas han agudizado problemas estructurales como la pobreza, el trabajo precario y la exclusión social. Para Juan Ángel Poyatos, “el voluntariado corporativo es el gran instrumento para actuar sobre los problemas porque involucra al sector social, empresarial y a la ciudadanía por igual”. Está demostrado que, en momentos críticos, el voluntariado es quien primero pasa a la acción. En España, además, “la empresa privada ya es la principal promotora de la acción voluntaria”, resalta el director de nuestra red.

Para Raaida Manaa, Manager for Global Advocacy and Partnerships de IAVE, los formatos híbridos entre voluntariado presencial y virtual serán los más comunes de ahora en adelante. “La digitalización nos ofrece nuevos alcances territoriales y la capacidad de atraer a más perfiles voluntarios”.

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Innovación para lograr lo impensable

José es voluntario corporativo de CaixaBank y durante estos meses ha colaborado en un proyecto que, si bien lleva diez años en marcha, ha pasado de ser íntegramente presencial a digital. Su experiencia ha sido tan positiva, que ha escrito un poema:

Preguntas nos hacen continuamente

de casos que han visto en televisión.

Respuestas les damos amablemente,

sus rostros denotan satisfacción.

Al fin, el profesor nos felicita,

habéis logrado captar su atención.

Alegre nos despide y nos invita,

con mucho gusto a dar otra sesión.

Los talleres de educación financiera que solían llevar a centros educativos y centros de acogida son ahora online. “De esta manera hemos llegado a lugares donde no teníamos ni oficina ni voluntariado físico”, resalta Marta Gil, Directora de Promoción de Voluntariado. Para Gil, lograron salvar los dos grandes retos que impuso la pandemia: volverse 100% digitales y la brecha digital gracias a la innovación. “Realizamos un esfuerzo para que voluntarios poco familiarizados con el entorno online, como jubilados, pudieran involucrarse”, enfatiza la responsable de la entidad.

Desde el 15 de marzo la Asociación de Voluntarios de La Caixa ha impulsado más de 400 actividades e implicado a 1.600 personas que han colaborado con más de 200 entidades sociales. Estas acciones se han volcado fundamentalmente a paliar la soledad de colectivos vulnerables, como personas mayores o pacientes de COVID-19. Las campañas Cartas contra la soledad y Cadenas de vida han facilitado el intercambio de cartas y llamadas cargadas de ánimos y momentos de compañía.

Voluntariado para canalizar la incertidumbre

Lola Zamarra, de Fundación Repsol, reconoce que al principio la situación se antojaba paralizante. “Nos parecía imposible redirigir nuestros programas”, asegura, “pero hablamos con nuestras entidades colaboradoras para identificar las necesidades de la calle y nos pusimos manos a la obra”.

Desde Fundación Repsol también se han sumado al programa Cartas contra la soledad. han fortalecido su programa de mentoring en colaboración con Fundación Tomillo. Con importantes donaciones de herramientas informáticas y un esfuerzo por digitalizar el programa. Así, han logrado que usuarios en riesgo de exclusión social y sin recursos, sigan recibiendo formación.

Sin embargo, Zamarra se siente “conmovida” cuando recuerda que, al estallar la pandemia recibió un aluvión de correos electrónicos de los propios voluntarios preguntando cómo podían actuar. “El voluntariado te ofrece hacer algo constructivo incluso en medio de la incertidumbre y en las peores situaciones”, defiende.

Para Fundación Repsol, el voluntariado corporativo es un eje estratégico y de gran valor por su capacidad de transformación. En estos momentos difíciles “se pone más de manifiesto, si cabe, su valor”, asegura Zamarra. En su opinión, “las empresas, gracias al voluntariado, pueden canalizar la incertidumbre propia de estas situaciones y poner de manifiesto sus valores solidarios y su capacidad de aunar esfuerzos para ayudar a los más vulnerables de la sociedad”.

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Puedes ampliar esta información en el resumen que ha publicado PNUD sobre este encuentro:  ‘5 maneras de repensar el voluntariado corporativo’.

 

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