El Espacio Telefónica en Madrid ha sido el escenario de nuestro primer evento semipresencial tras la irrupción de la pandemia. En el marco del ciclo ‘Repensando el Mañana’, de nuestro socio director Fundación Telefónica, hemos celebrado una intensa jornada con 45 personas en la sala y 182 conectadas online. Sin duda, hemos repensado el voluntariado: de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos.
También hemos tenido la oportunidad de presentar dos herramientas que esperamos que sean de gran utilidad de hoy en adelante. Por un lado, el estudio que hemos encargado a la Universidad de Comillas ‘Revisión de la literatura académica sobre voluntariado corporativo’, ya disponible en nuestra Voluteca. La introducción a este compendio, que reúne ‘lo que ya se sabe del voluntariado corporativo’, ha corrido a cargo de José Luis Fernández, director de la Cátedra Iberdrola de Ética Económica y Empresarial de ICADE.
Por otro, el Certificado de Excelencia en la gestión del voluntariado corporativo para entidades sociales, desarrollado de forma colaborativa a través de un grupo de trabajo Voluntare, liderado por Tenerife Isla Solidaria, que ayudará a las entidades conocerse mejor a través de un autoexamen y a identificar sus áreas de mejora’, de acuerdo con la presentación realizada por Carmen Beatriz Sicilia Afonso, responsable del Programa Tenerife Isla Solidaria y Nauzet Gugliota González, consejero delegado de Participación Ciudadana y Diversidad del Cabildo de Tenerife.
Repensando el voluntariado: ¿cómo hemos llegado aquí?
En 2006 se celebraba en Valencia el primer Congreso Internacional de Voluntariado Corporativo, que cinco años más tarde daría lugar al nacimiento de la red Voluntare. Entonces, recuerda Juan Ángel Poyatos, fundador de la red, ‘eran poquísimas las iniciativas y, además, se enfrentaban a la desconfianza de lo nuevo: ¿qué pintan las empresas en el voluntariado?, se preguntaban muchos’.
Hoy, en cambio, el voluntariado corporativo es una realidad en muchas empresas y cada vez son más las entidades sociales interesadas en aliarse con ellas para avanzar juntos. De hecho, el 10% de los voluntarios que empujan la acción de las entidades sociales proviene del voluntariado corporativo, según revela el ‘Retrato del Voluntariado en España’ (Fundación Telefónica, 2019).
Precisamente hace quince años, la motivación de un grupo de empleados y exempleados de “la Caixa”, repartidos por todo el país, les llevó a organizarse. Ante ello, la entidad se sumó y les apoyó. Así nació la Asociación de Voluntarios CaixaBank.
También en 2006 arrancó el voluntariado corporativo en Iberdrola con actividades esporádicas dentro de la RSC de la empresa. ‘Hoy el programa está alineado con la empresa y con los ODS y se reconoce su valor formativo: haciéndote sentir bien, adquieres competencias nuevas’, expone Begoña Barberá, responsable de Proyectos Sociales de Iberdrola, que explica que sus voluntarios conocen su ‘huella social’: qué están haciendo y qué valor está generando su acción.
¿Qué ha cambiado la pandemia en el voluntariado corporativo?
Las medidas sanitarias, urgentes y necesarias, que se adoptaron con la expansión de la COVID-19 nos pillaron, en todos los ámbitos, por sorpresa. Las organizaciones tuvieron que recurrir al teletrabajo a la vez que los colectivos vulnerables sufrían las consecuencias del aislamiento, que agravaba su situación.
Con unas necesidades crecientes y unos recursos limitados, hubo que pensar y hacerlo deprisa para pasar a la acción con seguridad y eficacia. ‘En un mundo digital, la solidaridad no tiene límites y la tecnología nos ha permitido llegar más lejos’, ha afirmado Carmen Morenés, directora general de Fundación Telefónica.
‘Antes de la pandemia todo lo que hacíamos era presencial’, explica Marta Peris, directora de Acción Social en CaixaBank. ‘Ahora nos han ayudado mucho las sinergias a digitalizar el voluntariado’, expone. Lo ‘online nos ahorra mucho tiempo y nos permite llegar a lugares donde antes no llegábamos’. La pospandemia deja en CaixaBank un modelo híbrido, que encaja con su ‘voluntariado abierto a la sociedad, no solo a los empleados’, concluye Peris.
‘La pandemia nos ha hecho entender que somos vulnerables’, apunta Mar de Andrés Pastor, directora del área Social y Voluntariado de Fundación Repsol. ‘Lo digital nos ha permitido descubrir otras maneras de hacer y conectar soluciones’, como en su III Semana Internacional de Voluntariado Corporativo. Ahora, afirma, ‘estamos en un momento en que la identidad de nuestros profesionales también pasa por identificar cómo con su trabajo pueden hacer del mundo un lugar mejor’.
En Iberdrola digitalizaron sus programas formativos en tiempo récord y pusieron en marcha iniciativas para abordar necesidades nuevas, como las mascarillas transparentes para facilitar la comunicación de personas con deficiencia auditiva. Su balance es muy positivo. ‘Hemos obtenido los mejores resultados, se han sumado nuevos voluntarios y, además, las familias se han implicado’, comenta Barberá, que afirma que van a evolucionar hacia un modelo híbrido de voluntariado online y presencial.
La digitalización del voluntariado ya no es tendencia, es presente
La pandemia ‘ha ampliado las brechas sociales y ha evidenciado la brecha digital’, alerta Carlos Palacios, responsable Global Acción Social y Voluntariado de Fundación Telefónica. Su programa de voluntariado está alineado con la compañía y, por tanto, ya hace tiempo que abordaban cuestiones como la brecha digital o la ciberseguridad. Con la pandemia se digitalizó completamente.
Palacios llama la atención sobre el tercer sector, que precisa apoyo para no quedarse atrás en cuanto a competencias digitales. Para ello, expone Palacios, ‘hay que poner al voluntario en el centro y formar a los técnicos de las entidades del tercer sector’. Su balance es muy positivo: ‘la digitalización nos ha permitido duplicar el número de voluntarios y de personas beneficiarias”.
Por su parte, Álvaro Hita, CEO de HelpUp, ha animado a actuar porque, siempre, ‘las acciones imperfectas vencen a las inacciones perfectas’. Ha presentado su herramienta, que conecta proyectos sociales con particulares y empresas y que está abierta a todos los grupos de interés, tanto internos (empleados, candidatos, inversores…) como externos (familia, comunidades locales, etc.). Entre sus ventajas, el ahorro de tiempo, la eficiencia, la globalidad, nuevas formas de colaborar o que la acción es medible.
Repensando el voluntariado: ¿hacia dónde vamos?
La digitalización ha llegado para quedarse. Así lo confirma ‘Impacto de la COVID-19 en el voluntariado corporativo’, Estudio Voluntare realizado con el apoyo de la Asociación de Voluntarios de «la Caixa».
Pero también volverán las acciones presenciales. En este sentido, el fundador de Voluntare ha recordado la ‘Guía para la reanudación de la actividad de voluntariado presencial’, un documento elaborado por el grupo de trabajo Voluntare integrado por ATRESMEDIA, Cruz Roja Española, Fundación Adecco, Fundación Vida Sostenible y GN Medioambiente.
Lo que está claro es que ‘el futuro es muy esperanzador porque las empresas y las entidades sociales tienen mucho que aportar a la sociedad’, ha concluido Poyatos. Desde Voluntare, continuamos apostando por el ODS 17: Alianzas para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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