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Caso de éxito: primer año de Voluntariado Corporativo de IFEMA

IFEMA puso en marcha su programa de Voluntariado Corporativo en 2018. Un año después casi el 10% de su plantilla se ha sumado activamente al proyecto. En este post compartimos su experiencia como buena práctica. Con los testimonios de sus protagonistas, la analizamos y explicamos paso a paso, ¿nos acompañas?

De acuerdo a Santiago Quiroga, director de Calidad y Responsabilidad Corporativa de la institución ferial de Madrid, su programa de Voluntariado Corporativo ‘ha creado una conciencia colaborativa entre la plantilla. Además, ha reforzado el vínculo entre el empleado y la organización a través de la ayuda a terceros’. A continuación veremos cómo una parte muy importante de estos logros proviene de la implicación activa de los trabajadores de IFEMA desde su arranque: la propia elección de los proyectos.

Un primer paso meditado

Hace doce meses IFEMA se convertía en socio colaborador de Voluntare. Su decisión no solo vinculó su marca al mundo del voluntariado. Sobre todo, le proporcionó acceso a la experiencia acumulada por la red en la profesionalización del voluntariado corporativo y, también, asesoría sobre aspectos concretos vinculados a la Responsabilidad Social Corporativa o a formas de control y medición.

Además, unirse a Voluntare le proporcionó a IFEMA la oportunidad de ‘participar en diferentes iniciativas junto a empresas referentes en este campo y acceder a información sobre tendencias y legislación en materia de Voluntariado Corporativo’, detalla Quiroga.

Proceso participativo en la selección de proyectos

Buena parte del éxito de la implicación de sus empleados se inició con su participación en la elección de los proyectos en los que iban a participar. El primer paso fue seleccionar distintas propuestas entre las presentadas por distintas organizaciones y las recomendadas por los propios empleados. Una vez comprobado que cumplían con las bases establecidas, se subieron a la intranet de IFEMA.

A través de este medio de comunicación y participación interna, todo su equipo humano interactuó en el proceso de selección. Los empleados decidieron así, conjuntamente, con cuáles iban a trabajar. Para ello, tuvieron en cuenta su criterio personal, sus ganas de implicarse y su sensibilidad hacia diferentes colectivos. El resultado: Mensajeros de la Paz, Soñar Despierto, 38 Grados y Residencia San Camilo.

Voluntarios corporativos de IFEMA en acción

Durante los meses de mayo, junio y, tras el descanso estival, también en septiembre, 47 voluntarios corporativos de IFEMA, que representan a alrededor del 10% de su plantilla, colaboraron de forma activa en los cuatro proyectos de voluntariado con los que se habían comprometido:

  • 38 grados contribuye a cumplir la última voluntad de personas que se encuentran en el final de su vida.
  • Soñar Despierto ayuda en el desarrollo de actividades de ocio con niños y niñas menores que permanecen en centros de acogida.
  • Residencia San Camilo acompaña a enfermos con demencia de más grado y atiende a enfermos con demencia más leve.
  • Mensajeros de la paz reparte alimentos durante el desayuno a personas sin recursos.

Efectos secundarios del Voluntariado Corporativo

Los 47 empleados de IFEMA que se sumaron a la acción y que representan alrededor de un 10% de su plantilla, tienen nombres y experiencias que compartir. Personas como Manuel Cubillos, que se implicó en “38 grados” y que manifiesta estar “supermotivado y muy contento con la elección de esta fundación”. Además, espera que “esta colaboración dure muchos años para cumplir con el lema de que toda historia merece un buen final”.

O como Joana Gutíerrez, que agradece la oportunidad que le han brindado para contribuir a la labor que desarrolla la Residencia San Camilo y describe así su experiencia: “son personas que necesitan mucho cariño, comprensión y compañía y que te devuelven con creces todo lo que les das”.

Por su parte, Mariví Abad, otra empleada de la institución ferial que ha participado en “Soñar despierto”, confiesa que le ha resultado “muy reconfortante sentir que puedes ser útil a los chicos” y lo califica como “una sensación increíble de satisfacción y energía”.

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Un grupo de voluntarios de IFEMA en las instalaciones de Mensajeros de la Paz, el proyecto del padre Ángel.

Valoración del primer año de Voluntariado Corporativo de IFEMA

El balance de este primer año de trayectoria que realiza la empresa es muy positivo. En palabras de su director de Calidad y Responsabilidad Corporativa, Santiago Quiroga, “el voluntariado corporativo ha fomentado y enriquecido la horizontalidad y el canal bidireccional de las relaciones entre la Institución y su equipo”.

Así mismo, destaca el aspecto humano del proyecto: “muchos son los motivos que hacen crecer a IFEMA como organización, pero la solidaridad de su equipo humano es uno de los valores más importantes que le caracteriza”.

 

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